El poder no está en el dinero, está en el conocimiento para usarlo.

¿Cuántas veces nos hemos parado a pensar cómo funciona nuestra vida financiera mes a mes?
Por lo general, de lunes a viernes nos levantamos, desayunamos con prisa, para no coger demasiado atasco y llegar pronto a nuestro puesto de trabajo…
¿Por qué trabajamos? La respuesta es muy simple... “porque necesitamos dinero”.
¿Por qué necesitamos dinero? Otra respuesta muy simple… “para pagar la hipoteca o el alquiler, poder adquirir los bienes y servicios que necesitamos…”
¿Y después de esto… qué? Bueno… aquí la respuesta no es tan simple… muchas veces vivimos por encima de nuestras posibilidades y solemos adquirir esos bienes y servicios a través de financiaciones, a través de pago con tarjetas… y eso lo que verdaderamente hace, no es “aliviar” la carga económica que tenemos que soportar, sino todo lo contrario… terminaremos solicitando una reunificación de deudas a través de otro crédito, que seguramente sea más viable de pagar sus cuotas, pero nos extenderemos en el tiempo para poder liquidarlo.
Seguramente, habrás podido barajar la posibilidad de buscar otro trabajo complementario para sacar un “extra” y poder tener un poco menos de ahogo económico… Al principio puede ser una opción, pero con el tiempo, al ganar más dinero, querremos aumentar nuestro estilo de vida porque tenemos la “idea” de que el dinero es poder… pero no es así… En realidad, nos estamos dejando llevar por nuestras emociones y lo que debemos hacer es usar esas emociones para pensar, no para actuar a través de ellas.
Quisiera aportarte un poco de valor en cuanto a educación financiera en este aspecto.
Analicemos qué sucede cuando trabajamos:

Trabajamos y generamos un beneficio:
a) al empresario: con nuestro tiempo de trabajo y productividad, generamos una serie de beneficios por los que percibiremos una cantidad bruta.
b) al estado: a través de las retenciones de nuestra nómina
c) al banco: por ingresar nuestro dinero en su entidad
Seguimos generando beneficios:
a) al estado: a través de los impuestos en bienes y servicios
b) al banco: si tenemos hipoteca, préstamos, tarjetas…
Y al final… ¿qué ganamos nosotros?
Lo que nos queda, lo gastamos en el día a día incluso en alguna ocasión en productos que verdaderamente no necesitamos y probablemente nuestros gastos aumenten y empecemos a estar ajustados a final de mes.
Quizás, si llegase ese caso, nos plantearemos buscar otro trabajo que complemente un poco nuestra economía para “ir más desahogados”… y en este caso ¿qué estamos haciendo?
a) generar más beneficios a otra empresa
b) generar más beneficios al estado porque pagaremos más impuestos
¿Realmente te has parado a pensar todo esto?
¿Se puede salir de este “círculo vicioso”? La respuesta es SÍ, a través de un poco de educación financiera…
Lo primero que debemos aprender es a diferenciar un “activo” de un “pasivo”, porque ahí radica la base de todo este sistema.
Un activo es “todo el dinero que entra en mi bolsillo” y un pasivo es “todo aquello que hace que salga dinero de mi bolsillo”.

Muchos pensamos que cuando adquirimos una vivienda, estamos adquiriendo un activo… incluso un coche… pero en realidad, la casa tiene unos gastos al igual que el coche… unos impuestos, unas letras, unos seguros, un mantenimiento… Incluso, nos compramos un artículo para estar a la vanguardia de la sociedad (teléfono, ordenador, ropa…) que nada más adquirirlo, ya ha perdido su valor inicial…
Si atendemos a la definición de activo/pasivo, entenderemos que estos bienes entrarán dentro de la columna de pasivos y no en la de activos.
Debemos buscar estrategias, que entren en nuestra columna de activos y nos estén generando un beneficio.
¿Conoces alguna herramienta que pueda ser un activo? Respuesta muy simple… tu propio dinero… por tanto, lo que debes hacer es poner un porcentaje de tus ingresos a trabajar para ti en tu columna de activos y de esa manera tus beneficios aumenten… piensa que en este caso, la empresa eres tú y tu dinero es el “empleado”, que estará generándote beneficios y además, hasta que no hagas uso de ese activo, no vas a pagar ningún tipo de impuesto. En este caso, cuando quieras hacer uso de tus beneficios, los impuestos que vas a pagar van a ser menores que los que pagas por un rendimiento de trabajo.
¿Quieres abrir tu “empresa” y que tu dinero sea el empleado que trabaja para tí?